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miércoles, 25 de mayo de 2022

LA ZARZA DEL OREB CAPITULO X EL FUEGO CREADOR Y EL PENSAMIENTO


1- Ya se ha dicho que el fuego creador obedece, como todas las cosas, al pensamiento y de 
esta manera el hombre se transforma según sus pensamientos; o como dijo un sabio, el “Pensamiento es el hombre”

2- a medida que los sabios se aproximan a los confines de los planos invisibles del hombre, son deslumbrados por las luces que les llegan de un nuevo plano unido íntimamente a los suyos. El Éter forma parte den el presente parte integrante del dominio científico, dejando de ser una mera hipótesis. El magnetismo y el hipnotismo no son ya desechados por la ciencia oficial. Los rayos Roentgen han transformado las ideas antiguas referentes a la materia, mientras el medium los modifica y conduce a la verdadera ciencia más allá de las fronteras del éter, a los confines del mundo de los deseos, llamado por otros, el mundo astral. Los muros que existían entre la vida animada e inanimada, han sido destruidos. La telepatía, la clarividencia y la transmisión de la energía sin contacto, ya ocupan un lugar en la ciencia, cosas que nos lo muestran la radio y la televisión.

3- Algunos sabios han franqueado el límite del mundo de los deseos fotografiando las imágenes astro-mentales o el resultado de las vibraciones de la sustancia gris del cerebro. De esta manera han podido comprobar las afirmaciones, de las visiones de los clarividentes, por aparición de las placas sensibles fotografiadas de figuras y objetos, invisibles a los ojos físicos. El doctor Baraduch, lo ha comprobado por medio de un instrumento que hace mover una aguja sobre un cuadrante e impresionando placas sensibles con las vibraciones luminosas del pensamiento, aunque invisibles; por que pensando enérgicamente en un objeto, el doctor Baraduch dio origen a una forma de pensamiento, que fijo en una placa sensible.

4- Con esto, podemos afirmar que la creación de un objeto provienen de la fijeza de una imagen al salir del pensamiento, en el momento en que se materializa. Aunque una maquina fotográfica y placas sensibles no son de modo alguno instrumento a propósito para la investigación del deseo; sin embargo los resultados han sido sorprendentes e invitan a los sabios a ahondar el problema.

5- Las emociones del hombre no sólo cambian los colores del aura que le rodea, sino que cambian hasta su propia fisonomía y aspecto, porque el pensamiento y el deseo viven, actúan y afectan al propio autor y al mundo en general; por eso se dice que los pensamientos son cosas; pero cuando decimos que el pensamiento tarda solamente, tres segundos para llegar al planeta Venus entonces podemos darnos cuenta de su poder.

6- El pensamiento colorea el pensamiento del hombre, porque todo pensamiento da origen a una serie de vibraciones, con una espléndida gama de colores, que asemeja las reverberaciones del sol en las burbujas que forman una cascada de agua. Bajo este impulso, la mente proyecta hacia el exterior estas vibraciones coloreadas, que toman una forma determinada por la naturaleza misma de esas vibraciones, y de este modo tenemos una entidad viviente, de una actividad intensa, creada por la forma que el dio nacimiento. Si esta entidad fuese dirigida por una voluntad tranquila y firme, que será poderosa como enérgica y desempeñara un papel mágico.

7- Cuando la energía del hombre esta dirigida hacia un fin constructivo y espiritual, los colores son radiantes y puros; pero si energía del pensamiento se dirige hacia fines egoístas y pasionales su colorido será opaco y colores son socios como el color del humo; pero a medida que el egoísmo se elimina del fuego sagrado, la luz aparece con nitidez.

8- El hombre, como se a dicho, aspira los átomos afines a sus pensamientos; y al mismo tiempo crea formas por medio de sui inteligencia dominada por el deseo. El deseo proyecta al exterior una porción vibratoria del hombre, cuya forma es determinada por una envoltura de esencia elemental. El poder de la forma del pensamiento dependerá de la cantidad de energía mental que se haya unido a este elemental de pasión o de deseo, y así veremos que cada pensamiento produce doble efecto; una vibración y una forma.

9- Un hombre impresionado por una emoción o un deseo fuerte agita violentamente su cuerpo de deseos y sus colores habituales. A veces este cambio es momentáneo; pero cuando se repiten con frecuencia estas emociones, añaden algo de aquella agitación de los colores normales en el cuerpo de deseos y así las emociones continuas `redicen un efecto permanente en este cuerpo que toma la costumbre de vibrar de una manera análoga y, como el hombre tiene varios deseos a la vez las vibraciones serán de muchos colores.

10-Un pensamiento que sale de la mente del hombre busca la afinidad para reproducirse y actuar en otra mente y ponerla a su propio unísono para obligarla a pensar del mismo modo ya formado por el pensador que emitió la onda primitiva.

11- El pensamiento vive, actúa y obra según su fuerza y nitidez originadas por el pensador.

Estos requisitos son los fundamentos de la Magia, como veremos después. Siendo así, el pensador semeja al orador: si la voz es baja son pocos los que oyen y si es alta va a larga distancia.

12- Cada pensamiento tiene un color una forma; el color lo determina la calidad del pensamiento y la forma, la naturaleza. Una forma de pensamiento proyectada por un hombre ve a su objeto y vuelve con más fuerza y energía al que la engendro; de manera que las tentaciones no nos vienen del exterior, más que en apariencia, y no son sino reacciones de nuestros propios pensamientos emitidos anteriormente, que ciernen nuevamente entre nosotros cuando nos encontramos con la mente pasiva.

13- El color del pensamiento depende de su calidad.

El odio y la maldad producen el color negro.

La cólera produce el rojo en toda su escala.

La cólera brutal manifiesta un rojo oscuro manchado con puntos de color pardo.

La indignación tiene un color escarlata vivo.

Los deseos sensuales rojo oscuro y repugnante.

La avaricia tiene el color de la tierra siena quemada.

El egoísmo; gris oscuro.

La depresión; gris sombrío.

El miedo; gris lívido.

La superchería; verde gris.

Los celos; verde con puntos de escarlata.

El engaño y la falsedad, verde sucio oscuro.

El altruismo, verde claro y puro.

El deseo de fama, verde claro, pero tiene su manchas oscuras.

La simpatía, verde rediente y claro.

El afecto normal sano, tiene el color acarminado limpio.

El afecto egoísta, el color rosa oscurecido, con gris opaco.

El amor interesado, rosa pálido y puro.

La fraternidad humana rosa claro y puro. Se mezcla con el azul de la devoción.

El orgullo produce anaranjado oscuro.

La inteligencia egoísta, amarillo ocre.

La intelectualidad elevada, amarillo claro.

El saber espiritual, amarillo luminoso.

El pensamiento y sentimiento religioso, se traduce en azul.

La devoción egoísta, azul gris.

La devoción pura e impersonal, en esplendido azul pálido, como el del cielo.

El amor con devoción tiene el tinte violáceo.

14- La intensidad del brillo de los colores denota la fuerza y la actividad del sentimiento que les dado nacimiento. Estos colores intensos, si son puros, sus vibraciones se comunican con los buenos con los buenos participando y atrayendo al que los emitió el objeto de sus deseos; y si son egoístas y sucios absorben del mundo de los deseos los átomos afines que formarán su envoltura repugnantes que despierta en las inteligencias, no solo pensamientos sino también sentimientos de egoísmo.

15-Así como hasta ahora, nadie ha podido catalogar todos los pensamientos del hombre, tampoco se puede catalogar todas sus formas, aunque se puede decir que los pensamientos toman su forma de tres fuentes: de la imagen del pensador, de los objetos materiales y de los átomos que atraen.

Las dos primeras clases son puramente materiales, la tercera es mental.

16- El pensamiento sostenido, bueno o malo, crea una entidad que va hacia la persona a quien ha sido dirigida y permanece en su envoltura áurica.

Esta forma o entidad busca la oportunidad o de dañar a la persona designada, y efectúa su objeto por el impulso creado en ella. De este modo somos creadores ángeles o demonios que lanzamos a nuestros amigos o enemigos.

Pero como podemos aspirar sino los átomos afines con nuestros pensamientos, así también no podemos influir sino a personas afines, cuyas auras deben responder a nuestras vibraciones; por eso, un pensamiento de odio retrocede al tocar un cuerpo cuya aura es amor y es rechazado con toda su energía y vuelve a su progenitor.

Mientras que un pensamiento de amor tienen las vibraciones muy sutiles; a la larga puede penetrar o filtrar en el aura del envidioso y con el cuerpo modificarla.

17- las oraciones de una madre puede construir barreras protectoras alrededor de su hijo; pero la concupiscencia de un hombre no puede afectar a una mujer pura; más si puede afectar a una mujer inmoral e impura en sus pensamientos y en su corazón. Estas leyes del pensamiento son las bases de la magia Blanca y Negra, como Veremos después.

18- también estas leyes son las de las maldiciones y de las bendiciones que vienen a sus emisores. Igualmente debemos aclarar que las vibraciones del pensamiento contagian y hieren a cuantos rodean al que ha emitido; por eso vemos que los oradores atraen y dominan a las masas, por medio de la apalabre que es la materialización del pensamiento, así como dos coléricos en una reunión dividen las opiniones de los presentes y los conducen a la riña.

19- Con las instrucciones anteriores podemos explicar que de un pensamiento de cariño desinteresado, emana una nube rosada que envuelve a la persona a quien es dirigida.

Esta nube está constituida por átomos benéficos o ángeles de dicha y paz, que inspira el amor desinteresado. Mientras que el amor egoísta despide la misma nube, pero manchada con el gris sucio y sus átomos despiertan lujuria. El amor egoísta tiene en sus emanaciones ciertas formas de anzuelo o ganchos como quien quiere atraer todo para si.

20- La devoción pura deja flotar nubes celestas en forma de flores que despiden rayos violáceos que van hasta el infinito y comunican al devoto con la única realidad que se llama Dios. La devoción egoísta tiene manchado de rojo y negro y sus rayos cortos poseen los ganchos del egoísmo los cuales nunca llegan al mundo del espíritu.

21- El deseo sano de saber forma alrededor de la cabeza, con preferencia, una nube amarilla de la que salen rayos de luz dorada para comunicarse con la única fuente de saber. Pero la curiosidad y el deseo de inhibición, tienen el color anaranjado y sus rayos son siempre ganchudos, con fin de atraer la atención de los demás. Aunque tengan similitudes de formas todas las clases de la ambición, siempre hay algunas diferencias en el color y las formas de los ganchos.

22- El odio y la cólera emanan el rojo oscuro y sucio y despide chipas o rayos en forma de punzones. Debió ser clarividente el primero que dijo. Sus ojos, de la cólera despedían rayos de fuego.

23- El hombre tiene dos clases deseos; egoístas y altruístas. Los deseos egoístas siempre menan colores oscuros, grises y sucios; los altruístas, colores claros, puros y brillantes.

Siempre estos últimos triunfan el poder del mago sobre los primeros, por tal motivo enseño el gran iniciado; no debéis resistir al mal; esto es con el mal, y en otra ocasión: debéis afrontar el mal con el bien.

En está frase encontramos toda la magia y el poder: cuando bañamos al colérico, que despide chispas de fuego, con el color azul celeste, le desarmamos. Cuando el lujurioso de color anaranjado sucio y gris, con el violáceo, apagamos en el ardor de sus deseos.

24-Antes de terminar este capitulo debemos añadir lo siguiente: La luz blanca del sol se descompone en siete colores y los siete colores unidos vuelven a formar la luz blanca; la luz del íntimo también se descompone en siete olores y cada color puro representa una cualidad o una virtud; pero la unión de las siete virtudes en el hombre irradian de él la luz inefable del íntimo, como si la virtud fuese una puerta una puerta abierta por donde el íntimo manifiesta su poder.

25-Última aclaración, el sol irradia por medio de sus rayos la luz, color y magnetismo. El hombre también, a manera del sol, irradia color, luz y magnetismo, los tres atributos del íntimo.

En los capítulos anteriores hemos estudiado los misterios del fuego y de la luz; ahora nos toca estudiar el misterio del magnetismo.

JORGE ADOUM

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